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Expresidente de los árbitros expuso por crisis del referato nacional

El exárbitro argentino, Javier Castrilli, informó a los integrantes de la Comisión de Deportes sobre el complejo presente del arbitraje chileno y la crisis por la que atraviesa la actividad.

Recibir al expresidente de la Comisión de Árbitros, Javier Castrilli, con el propósito de analizar las eventuales presiones indebidas ejercidas sobre los cuerpos arbitrales, para incidir en el resultado de determinados partidos de fútbol, fue el objeto de la sesión realizada por la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputadas y Diputados.

La instancia parlamentaria analizó con el exjuez argentino la crisis por la que hoy atraviesa el fútbol chileno.

En la oportunidad, las y los diputados plantearon una serie de consultas referidas, tanto al conflicto del arbitraje, como a otros temas vinculados al fútbol profesional.

El extimonel del referato, desvinculado de su cargo tras estar en él solo seis meses, fue categórico al sostener que, junto a su equipo, siempre buscó “la verdad y la justicia”.

De esta forma, justificó el despido de 14 árbitros, medida que, a su entender, era necesaria para solucionar una crisis de calidad de la actividad. “A mí me convocaron por una crisis, no es que yo haya llegado y generado una crisis en Chile”, sentenció.

En tal sentido, informó que cuando los dirigentes del fútbol chileno lo contactaron para hacerse cargo de la Comisión de Árbitros, alertó sobre los hechos que se fueron sucediendo a posterior.

“Le advertí a quienes me ofrecieron el cargo que, indudablemente, se podían tomar medidas dolorosas. Estas iban a generar una dura resistencia que, a su vez, iba a generar ataques en mi contra”, acotó.

“Vine a solucionar una crisis”

“Mi presencia en la Comisión de Árbitros siempre tuvo un objetivo claro y siempre fui consciente del riesgo que tuve que enfrentar. El oprobio y las calumnias”, puntualizó.

Así fundamentó la desvinculación de los jueces; en “la incapacidad de tener un futuro mejor en el arbitraje porque ellos no tenían las condiciones”.

No puede ser que existan árbitros que no rindan sus pruebas físicas y que no tengan capacidad para entrenar; que se bloqueen en momentos críticos del partido; que producto de su situación terminen cobrando faltas que no existen”, precisó.

Castrilli fue tajante al afirmar que la Asociación Nacional de Fútbol Profesional “no es una sociedad de beneficencia”. Insistió en que adoptó su decisión porque no es posible que existan árbitros que no tengan la capacidad técnico operativa para brindar la seguridad jurídica que requiere la actividad o que no tengan proyección internacional.

Pero sus cuestionamientos no terminaron ahí. Afirmó que el universo de árbitros ante las críticas se victimiza y son los únicos que se creen dueños de la verdad. “Cuando yo arribé, las propias personas que me contrataron reconocían que los árbitros hacían lo que querían. Los árbitros no pueden hacer lo que le da la gana”, enfatizó.

“Cuando yo desembarco me encontré con una asociación, un grupo de personas que se enquistó en la actividad y que actuaba como un club de amigos. No solo hacían cosas para su beneficio, sino que para perjudicar a otras personas con capacidades”, agregó.

Al respecto, si bien no quiso hablar de una mafia, señaló que tanto él como sus colaboradores fueron “ejecutados en una silla eléctrica para luego concluir en una investigación que éramos inocentes”.

Finalmente, al consultársele porqué los 14 árbitros despedidos fueron reincorporados tras su desvinculación, Castrilli no escondió su malestar. “La respuesta no la tengo que dar yo, la tiene que dar el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional… ¿para qué me trajo? ¿para esto?”, cuestionó.