Las dos campanas, parte de los atractivos patrimoniales de la sede de Santiago del Congreso Nacional desde 2010, fueron reubicadas en una nueva estructura subterránea localizada en los jardines, que busca resaltar su importancia como testigos de un trágico e histórico acontecimiento nacional acaecido hace 155 años.
Con la participación del Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados, Jaime Mulet (FRVS); de la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés; y del ministro de Obras Públicas, Juan Andrés Fontaine, fue inaugurado ayer, en los jardines del Congreso Nacional, sede Santiago, el nuevo emplazamiento de las Campanas de la exiglesia de la Compañía de Jesús, siniestrada en 1863.
El evento se inició cerca de las 19 horas y, junto con el tradicional corte de cinta de la nueva estructura, se procedió a tocar las campanas en su nuevo sitial sumergido.
La obra que alberga estas piezas patrimoniales contempló resignificar su importancia, rescatando el hecho histórico que las envuelve y que pasa por el siniestro acaecido en la iglesia, el 8 de diciembre de 1863, durante la festividad de la Inmaculada Concepción, donde fallecieron más de dos mil personas.
Conforme a los datos entregados, las campanas fueron compradas tras el incendio como chatarra por un comerciante inglés y llevadas a Oystermouth, Gales, pero en 2010, tres de ellas volvieron a cruzar el Atlántico por barco, luego que la comunidad de la iglesia anglicana de Todos los Santos se conmoviera con las víctimas del 27F y decidieran devolver parte de nuestro patrimonio histórico nacional.
Una de las campanas fue donada al Cuerpo de Bomberos de Santiago, entidad que surgió luego del fatídico incendio de la Iglesia de la Compañía, en tanto que las dos restantes fueron llevadas a los jardines de la sede capitalina del Congreso Nacional, donde permanecieron durante estos años bajo un su soporte temporal de madera.
Datos de la obra
La obra que alberga a las dos campanas se denomina “Elegía- Homenaje a Ives Klein”, de los arquitectos Martín Holmes y Gonzalo Vergara, y fue construida por Alberto Ulloa. La estructura fue la ganadora del Concurso de Arte Público, organizado por la Dirección de Arquitectura del MOP y la Comisión Nemesio Antúnez del Congreso Nacional, que recibió 29 propuestas.
Conforme a lo indicado por los autores, el hundimiento de las campanas plantea un memorial más íntimo, que busca un gesto de recogimiento respetuoso con su entorno. Así, una escalera de 27 peldaños permite situarse bajo las inmensas campanas de 300 y 400 kilos, permitiendo el recuerdo de las víctimas de dos de los hechos más trágicos de nuestra historia. Todo ello, en un mausoleo o cripta de color azul que evoca calma y profundidad.
El diseño cónico, con cinco metros de profundidad, amplificará el sonido de las 12 campanadas que sonarán cada mediodía, como ocurría antes del gran incendio.
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