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Sala rechazó proyecto que exige a partidos políticos renunciar a la violencia política

La iniciativa, enviada ahora a archivo y que se discutió a la luz de las modificaciones efectuadas por la Comisión de Gobierno Interior, no logró el alto quórum de aprobación exigido de 89 votos favorables.

Dip. Issa Kort

A archivo fue derivado el proyecto (boletín 13066) que modifica la Ley 18.603, orgánica constitucional de los partidos políticos, para exigirles a estos renunciar expresamente al uso, propugnación o incitación a la violencia como método de acción política, ello luego que la Sala de la Cámara de Diputadas y Diputados rechazara el texto en particular.

La propuesta legislativa, iniciada en una moción impulsada por el diputado Issa Kort (UDI) junto a Paulina Núñez (RN), Pepe Auth (IND), Juan Luis Castro (PS), Iván Flores (DC), Tucapel Jiménez (PPD), Javier Macaya (UDI), José Pérez (PR) y Francisco Undurraga (Evópoli), había sido aprobada en general el pasado 28 de octubre, ocasión en que debió volver a la Comisión de Gobierno Interior al ser objeto de indicaciones.

En la presente sesión se dio a conocer el nuevo texto que, al momento de las votaciones, no logró sortear el quórum de 89 votos mínimo de apoyo para su aprobación, alcanzando 80 votos favorables, 31 en contra y once abstenciones. Luego, se votó la propuesta del primer informe, que tampoco superó la barrera, llegando a los 76 votos a favor, 34 en contra y once abstenciones.

En el debate, un grupo transversal de legisladoras y legisladores se manifestó a favor de la iniciativa, estimando fundamental que los partidos políticos renuncien a avalar cualquier manifestación de violencia.

Resaltaron, asimismo, los perfeccionamientos realizados en el segundo informe de la Comisión de Gobierno Interior, en donde se incorporó como concepto qué se entenderá por “ejercer la violencia”, aplicando un criterio salido de una norma abordada en la Comisión de DDHH; así como la obligatoriedad de plasmar en la declaración de principios de cada partido, que se deberá condenar el uso de la violencia en cualquiera de sus formas.

En la discusión también hubo críticas que cruzaron las bancadas, aunque se apreció un claro rechazo mayoritario en el Partido Comunista (PC) y en el Frente Amplio.

Entre las observaciones se señaló que la propuesta es innecesaria, por cuanto la Constitución ya define los lineamientos que deben seguir los partidos políticos, imponiendo duras sanciones en caso de infracciones.

Por otra parte, se sostuvo que el proyecto va dirigido expresamente en contra del PC y de la manifestación social, expresada desde octubre del año pasado, que permitió que hoy se tenga a la vista la conformación de un proceso constituyente que apoya la ciudadanía.

Datos del proyecto rechazado

Sala

El proyecto modificaba el artículo primero de la Ley de Partidos Políticos estableciendo que estos debían “renunciar expresamente al uso, propugnación o incitación a la violencia en cualquiera de sus formas como método de acción política, cumpliendo con el respeto de los principios básicos del régimen democrático y constitucional”.

Luego, se especificaba que se entenderá que ejerce violencia el que, públicamente o a través de cualquier medio apto para su difusión pública, incite directamente a la violencia en cualquiera de sus formas “en contra de una persona, un grupo de personas o de un miembro de tal grupo, basado en aspectos tales como etnia, nacionalidad, situación socioeconómica, idioma, ideología, opinión o afiliación política o deportiva, religión o creencia, visión filosófica, sindicación o participación en organizaciones gremiales o la falta de ellas, trabajo que realiza, sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género, edad, filiación, apariencia personal, enfermedad o discapacidad”.

Adicionalmente, se realizaba una enmienda al artículo quinto de la mencionada ley, en lo relativo a la declaración de principios que cada partido debe tener. En este marco, se agregaba (a las referencias ya existentes) que cada colectividad debía condenar el uso, propugnación o incitación a la violencia en cualquiera de sus formas como método de acción política.